por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com
Todos, al fin, caemos en una zalagarda
Él hunde su puñal cuando nadie lo aguarda.
Desde la cuna incluso, ve en ello Gran Placer.
No hay Protector de Buenos, ni un Ángel de la Guarda.
Él hunde su puñal cuando nadie lo aguarda.
Desde la cuna incluso, ve en ello Gran Placer.
No hay Protector de Buenos, ni un Ángel de la Guarda.
© 1988-2012 CAGB "Claudio Madaires". De su libro Apócrifos de Khayyam
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